17/4/14
UNASEV
Dr. Gerardo Barrios
Lamentablemente persiste la falta de control sistemática, rigurosa, y eficiente del cumplimiento de las normas de tránsito. En general, dicho control queda librado a la voluntad de cada administración y cada funcionario. Es imposible que haya acatamiento de las normas si el conductor percibe que es poco probable que sea sancionado si trasgrede las mismas.
Esto se evidencia en la falta de cumplimiento de normas tales como el Computest, el SOA, el alto porcentaje de vehículos que circulan con chapas no vigentes o de un departamento diferente al de circulación, con deudas en el pago de la patente, además del alto porcentaje de conductores que circulan sin libreta de conducir vigente, y alcanza con ir a la periferia de Montevideo o a Canelones para ver el altísimo porcentaje de conductores de moto que circulan sin casco.
La única norma que tiene un alto porcentaje de acatamiento es la prohibición de estacionar en Montevideo, y ello es debido a que la probabilidad de ser sancionado es muy alta, y que la sanción es efectivamente aplicada en el 100% de los casos, y no depende del humor del funcionario, debido a que se guincha el auto hacia un depósito, y se debe abonar la multa para poder retirarlo del mismo.
Esto se debe a que esta norma de tránsito es particular es monitoreada por un sistema mixto, público privado donde la aplicación de las sanciones es el sustento de la empresa y de sus funcionarios. En el sistema público exclusivo, que controla el resto de las normas de tránsito, ni el salario del funcionario, ni la permanencia en el cargo de las jerarquías están sujetos a control de calidad ni de cantidad del trabajo que realizan.
Evidentemente ha habido avances en el cumplimiento de otras normas, debido a la insistencia en la realización de test de alcoholemia, y al sistemático trabajo que se realiza como ejemplo en la noche de la nostalgia, pero esto es insuficiente, dado que el mismo énfasis debería ponerse en el cumplimiento de la mayoría de las normas durante los 365 días y las 24 hs.
Evidentemente el proyecto de crear una policía nacional de tránsito, con jurisdicción en todo el país, es un paso en el camino correcto, de mejora y uniformización en la supervisión y control del tránsito, pero si no se acompaña de un control externo a la policía de tránsito, en cuanto a la calidad de su gestión, y con especial énfasis en abolir prácticas incorrectas que llevan a que dependa de la voluntad del funcionario, estimulado o no por el infractor, la aplicación o no de la sanción pertinente.
Sinceramente, creo que se debe tomar ejemplo de lo que ha funcionado mejor, y me refiero a la experiencia de la ex Autoparque, que ha logrado el acatamiento casi total de la prohibición de estacionar en Montevideo, y replicar dicha experiencia a nivel nacional para la supervisión y control de todo el tránsito. La policía nacional de tránsito sería el cuerpo de apoyo a la empresa encargada de controlar el tránsito.
Atte., Manuel da Fonte
pd: Adjunto copia del planteo efectuado ante Uds. en 2011, con el objetivo de obtener una mejora en la fiscalización de las normas de tránsito y contribuir a bajar la siniestralidad actual.
Sr. Presidente de UNASEV:
Dr. Gerardo Barrios
R: Gestión del tránsito
Es notoria la incapacidad de los organismos actualmente competentes de gestionar adecuadamente el control del tránsito vehicular en el Uruguay.
La situación actual es totalmente caótica, dado la multiplicidad de organismos y oficinas involucradas, y a pesar de la existencia de una ley nacional de tránsito, cada organismo, intendencia, etc., aplica o deja de aplicar a su libre albedrío en forma total o parcial la referida ley nacional.
Como consecuencia, tenemos una altísima siniestralidad debido a la falta de controles, sanciones, y carencia de aplicación de políticas uniformes y eficaces en el control del tránsito. Dicha siniestralidad, que constituye una epidemia sanitaria nacional, tiene un altísimo costo tanto económico como demográfico, además de colocar al sistema sanitario al borde del colapso.
Es necesario mejorar la gestión del tránsito en Uruguay, para lograr el control de esta epidemia. Por más esfuerzos que se realicen en mejorar la legislación y la normativa, por cierto muy necesarias, si no se logra un control de su aplicación con una sanción eficaz y persistente a los infractores, de nada servirá la nueva normativa. Seguiremos teniendo el alto índice de no acatamiento actual con la correspondiente siniestralidad.
Para ello se propone, por un lado la unificación en un organismo único de la gestión del control del tránsito, lo cual sería muy positivo, pero quiero agregar que sería imprescindible proponer además la privatización de la gestión del control del tránsito.
Así como es fundamental que haya un organismo único que establezca las normas y realiza el control de la gestión, en este caso la UNASEV, también es importante que haya un organismo único encargado de llevar adelante esas políticas y gestione el control del tránsito. La creación de un cuerpo único de policía de tránsito con jurisdicción en todo el país es fundamental. Este organismo sería la fuerza pública que respaldaría el accionar del encargado privado de controlar la gestión del tránsito.
Es necesario que existan controles de calidad de la gestión y control por resultados de la gestión. Ello es imposible en la situación actual de múltiples organismos involucrados y todos de carácter público y estatal, ya que no hay mecanismos de exigencia posible de resultados ni de adjudicar responsabilidades. En este sentido la UNASEV podría jugar un papel fundamental, tal como lo está haciendo al llevar un registro nacional de siniestralidad vial, y establecer diferencias de resultados por departamentos, podría además establecer mediciones del grado de acatamiento o desobediencia a las normas de tránsito, también especificando resultados por departamentos.
La experiencia de muchos años de control del tránsito en Montevideo, demuestra que la única norma que tiene un alto nivel de cumplimiento es la prohibición de estacionar. Ello se debe que la misma es controlada por una empresa privada, en colaboración con las autoridades competentes. La empresa y sus empleados dependen de los ingresos generados en la sanción a los infractores, lo cual hace que trabajen persistentemente en la pesquisa y sanción a los mismos. A su vez los conductores han percibido que si estacionan en un lugar prohibido es altamente probable que sean sancionados, y que tengan que ir a retirar su vehículo al depósito de la empresa, por lo cual el índice de transgresión a la norma es muy bajo.
El resto de las normas de tránsito en la capital, como tienen una baja tasa de probabilidad de ser sancionadas, dado que dependen únicamente de la acción esporádica de los inspectores de tránsito o de la policía de tránsito, los cuales no presentan interés propio ni presiones de rendimiento o resultados por parte de empresa o entidad pública alguna. Tampoco hay control de la calidad de la gestión ni exigencia de responsabilidad alguna. Por lo tanto, hay un alto grado de incumplimiento de todas las otras normas de tránsito.
Si en el resto de la normativa de tránsito no se logra que los conductores perciban que es altamente probable que si trasgreden una norma sean sancionados, seguiremos con la situación actual de incumplimiento generalizado que podemos percibir aún en la capital del país, ni que hablar en el resto del mismo.
Es necesario hacer ver, a aquellos que tienen poder de decisión para tomar este tipo de iniciativas, el gran ahorro económico que significaría para las arcas del estado por el enorme gasto en salud y en seguridad social que implica la epidemia de siniestralidad actual, de tal magnitud que debiera declararse la emergencia nacional en el tránsito y tomar medidas urgentes que reviertan la situación actual.
Tengamos en cuenta que se declaró un estado de alarma y se hizo renunciar a un ministro porque 5 personas murieron de frío. En el tránsito tenemos 5 o más muertos por semana, todas las semanas, situación que no se revertirá si no realizamos cambios urgentes, lo cual implica la mejora en la seguridad en el tránsito, y que ello sólo es posible si se logra el acatamiento generalizado a las normas y leyes nacionales de tránsito.
Atte. Manuel da Fonte
Enviado unasev 2/11/11
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